Se cumplen 211 años del primer gobierno patrio: el 25 de mayo de 1810, fecha en que se conmemora la Revolución de mayo, los criollos se reunieron en la Plaza Mayor (hoy la Plaza de Mayo) a esperar las novedades del día al grito de: “El pueblo quiere saber de qué se trata”. Ese viernes, los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria y formaron el primer gobierno patrio. No fue la gesta de un día, sino que se sucedieron una serie de acontecimientos en esa semana en la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, dependiente del rey de España.
Semana de Mayo
El 14 de mayo de 1810 llegó al puerto de Buenos Aires una fragata inglesa que traía periódicos que informaban que la Junta Central de Sevilla había caído ante los franceses. En España, esta Junta había asumido la autoridad política desde que el rey Fernando VII había sido tomado prisionero por Napoleón y obligado a abdicar.
La novedad desencadenó un proceso revolucionario que grupos de criollos preparaban desde hacía tiempo en cafés y en regimientos.
Los criollos solicitaron al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros la realización de un “cabildo abierto”. Esta era una acción prevista en el derecho español de la época: cuando el trono se encontraba vacante, la soberanía (es decir, la autoridad política) volvía al cabildo.
Cisneros no estaba de acuerdo con la convocatoria al “cabildo abierto”, pero no pudo impedirla. Fueron invitados cuatrocientos cincuenta vecinos, seleccionados entre la “gente decente” de la ciudad. Solo concurrieron doscientos cincuenta y uno.
Cabildo Abierto
El 22 de mayo, el “cabildo abierto” debatió acerca de si el virrey debía cesar, o no, en sus funciones. Afuera, en la plaza, Domingo French y Antonio L. Beruti encabezaban la “Legión Infernal” y esperaban las novedades. El obispo de Buenos Aires, Benito Lué, sostuvo que mientras hubiera un español en América, a ese español los americanos debían obediencia.
Juan José Castelli, uno de los criollos que integraba el grupo de revolucionarios, respondió afirmando que las colonias pertenecían a la Corona y no a los españoles. Y que, por lo tanto, estando el rey prisionero, la autoridad volvía al pueblo. Y que era el pueblo el que, por medio del voto, debía elegir el nuevo gobierno. El fiscal de la Audiencia de Buenos Aires, Genaro Villota, sostuvo entonces que Buenos Aires no tenía derecho a decidir, por sí sola, una cuestión tan importante y que debía consultar a las otras ciudades del virreinato.
El abogado Juan José Paso, quien también integraba el grupo de revolucionarios, respondió diciendo que la situación era muy grave, y que como capital virreinal, Buenos Aires podía tomar medidas urgentes con carácter provisional y consultar después a las ciudades del interior.
Cornelio Saavedra, criollo y jefe del Regimiento de Patricios, dijo entonces que el virrey debía cesar en el mando y que el Cabildo debía asumir el gobierno de la colonia.
Durante el 23 de mayo se realizó el recuento de los votos y el resultado fue que el virrey debía cesar en el mando y el Cabildo debía asumir el gobierno hasta la designación de una junta provisional.
La “Primera Junta” Provisional de Gobierno
El 24 de mayo el Cabildo designó una junta de gobierno integrada por dos criollos y dos peninsulares y presidida por el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Los criollos que controlaban las milicias no aceptaron esta decisión y los miembros de esta junta tuvieron que renunciar. Con el apoyo de las milicias urbanas, el 25 de mayo los criollos impusieron al Cabildo una nueva junta de gobierno: Cornelio Saavedra. Dr. D. Juan José Castelli, Licenciado D. Manuel Belgrano, D. Miguel de Azcuénaga, Dr. D. Manuel Alberti, D. Domingo Mateu y D. Juan Larrea; y los Señores Secretarios Dr. D. Juan José Passo y Dr. D. Mariano Moreno.